Junto al último muelle esta la casona, ventanas aquí y allá, una barra, un fuego y algunas mesas. Si hay luz, está abierto, tenemos un menú de
cuatro platos, y los sábados una señora trae alguna torta para
vender. Siempre hay música, siempre se oyen las olas, siempre se escucha a los amigos.