miércoles, septiembre 27, 2006

Matéo, el mayor

Me encontré con Iñaki en la parada del autobús, yo esperaba a unas tias viejas que se caerían unos dias por aqui, Victorina y Prudencia. Él a su hijo mayor.
Matéo tiene más años en su espalda que en el documento, que dice dieciseis. Es el segundo, pasando a ser el mayor después que muriera su hermano Xavier. Está en una adolecencia dura, de padres separados, lejos de uno de ellos. Mala cosa. Se extrañan y necesitan, pero Mateo debe terminar el colegio.
Al bajar me saludó a la pasada. Yo apenas le ví mientras recibía a mis parientas. Y allí nos separamos.
Padre e hijo se fueron hablando y riendo. Se quedaría el fin de semana largo, -nada más? quiso saber Iñaki, y a qué?, le contestó el otro.
Aparecían en la mañana a desayunar, ya peleando, por los horarios que imponía el padre, por las decisiones, por los comentarios, por todo, y ahi se marchaban.
El primer día salieron de pesca, y a la vuelta ya se habían cruzado un par de palabras fuertes...
En la noche los tonos subieron cuando en la cena Mateo pidió vino...
Y así siguieron día tras día.
Jean jacques en un aparte le dijo a Iñaki que fuera más paciente, que buscara algo más..., debajo. Por otro lado le dijo lo mismo a Matéo...
Finalmente, la última noche se produjo.
Matéo habia bebido bastante antes de venir a cenar a la cantina. Iñaki, ese día había salido a pescar sin su hijo.Y masticaba y preparaba una disculpa por los malos momentos pasados..., cuando se encontraron.
El chico fumaba impertinente y despreocupado. El padre levantó el tono. Matéo contestó con riesgosa ironía..., el sonido del sopapo fue claro y contundente...
Se miraron profundamente, largo, sin hablar, que decir ahora?.
Mientras a Iñaki se le resbalaba una lagrima por la mejilla, su hijo sentía el ardor del golpe...
-qué nos está pasando?, preguntó, y Matéo comenzó a llorar despacito, en silencio, desolado...
Les ofrecí que pasaran atrás para estar más tranquilos, y me dijo que se iban a caminar por la playa, luego volverían por la cena.
Ahí el chico le contó de sus problemas en el colegio, de los novios de su madre, de las peleas con sus hermanos... y finalmente, del posible embarazo de su novia..., y la lista siguió y siguió y siguió..., hasta el amanecer.
Cuando volvieron quedaban un par de parejitas, Paco jugando al tute con Fermín, y la paz del sol asomando... Les ofrecí un par de submarinos con medialunas recién hechas, que aceptaron de mejor humor.
Hacia la tarde, después que despidió a su hijo, Iñaki pasó por la cantina, tranquilo.
Le pregunté como había ido todo, sacó un papelito del bolsillo del pantalón y me lo mostró, me dijo que Matéo lo había bajado de internet y se lo había dado,
-para que practiques, me dijo...
Entonces lo leí:-"cuando te pido que me escuches y empezás a darme consejos, no estás haciendo lo que te pido.cuando te pido que me escuches y te ponés a decirme que no debería sentirme así, me estás lastimándo.cuando te pido que me escuches y pensás que tenes que hacer algo para solucionar mi problema me estas fallando, por raro que parezca. Solo escucháme, no digas, no aconsejes, no hagas, ... nada, solamente escucháme. Necesito que aceptes que me siento como me siento, después veremos, pero ahora, solo escucháme..."
-y entonces?, le dije.
...nada, estoy aprendiendo..., y se fue caminando, despacito, en silencio, rumbo al barco...

jueves, septiembre 21, 2006

El artista local

Si aparece un turista..., solo tenemos que esperar media hora, no más, y llega el artista local.
Lorenzo es el artista del pueblo.
Profesor de dibujo, titulado, del colegio parroquial.
Con su enorme boina y su moño de color, su aspecto es entre bohemio y existencialista. Deambula entre las mesas distraidamente, aunque en realidad avanza como un predador, con la presa perfectamente ubicada entre ceja y ceja...
El turista novato.
Lleva bajo la axila un block de hojas canson, donde inmortalizará al parroquiano distraído, que aunque él no lo sepa, es una verdad a gritos que aceptará el servicio.
Los locales nos negamos sistematicamente a la posibilidad de la tomadura de pelo pública, pero el foraneo...
Siempre aparece alguien con espíritu de martir sin prejuicios, dispuesto a posar durante "unos minutitos", quieto, incomodo, observado, y con "aire despreocupado", que no le dará importancia a la cosa...
Negociado el precio, Lorenzo se sienta, cruza las piernas, enciende un cigarrillo, y echándose hacia atrás clava a su modelo una mirada larga, profunda, estudiándolo con aire grave y profesional.
En ese momento los contertúlios se aprestan al parto artístico, se habla en voz baja, casi susurros, nadie molesta, algún "cogoteo", y nada más.
Lorenzo impávido, traza lineas y sombras aquí y allá con un ojo entrecerrado por el humo, mientras la ceniza se le derrama sobre la solapa. Cada tanto se echa para atrás contempla con mirada crítica, y vuelve a lo suyo, borra, corrige, retoca, compara, hasta que finalmente frunce el ceño con total desaprobación..., entonces estampa una gran firma artística.
Arranca la hoja del block, y se la entrega al cliente, con un gesto indiferente y apático, adelantándose a cualquier tipo de crítica. Él está más allá de ellas, y del dinero...
El cliente observa su retrato con sorpresa e irreconocimiento..., y sin emitir palabra paga su impuesto a la inmortalidad...
El hombre expone el "original" que le acaban de entregar, los murmullos de aprobación en la cantina, refuerzan el ego del modelo.
Mientras el altivo retratista bohemio se aleja con su soberbio andar de artista incomprendido...

jueves, septiembre 14, 2006

Una oferta

Sentadita en la mesa del rincón, gafas oscuras para disimular lo indisimulable, algún magullón aquí y allá y ese feo cardenal en el pómulo.
Fumaba despacito, con gestos controlados, para no quebrarse, segundo vaso de caña fuerte. Pidió que le dejaran la botella, cada tanto el surco en la mejilla, la lágrima que caía en el borde de la mesa y formaba un minúsculo charquito, suma de tristeza y resignación.
Siempre nos vimos de lejos, yo sabía de su historia, de su madre, de su hija, algunos chismes, pero siempre de lejos.
Qué decir, todos tenemos nuestros muertos en el placard...
Alguna vez había entrado con un novio o cliente, pero nunca se había sentado. Esta era la primera vez.
Afuera había una fea tormenta y los gorriones saben donde buscar refugio...
El tiempo se hizo largo, y la lluvia llenó la cantina de pescadores sin trabajo.
Y ella sola.
Sobre el atardecer apareció el hombre. Altivo, seguro, pedante. Jack se llamaba, decidido entró directamente a la mesa del rincón.
Olfateé el aire y esperé.
Jack no quería escenas, y le ordenó que le acompañara.
En mi cantina hay mucho varón a la antigua, será por aquello de Dios los cría..., no sé. Y temí por Jack.
Lo llamé aparte y le ofrecí unos billetes para que se marchara... o que se marchara sin los billetes, pero que no hiciera historias, alguna gente es áspera.
Era su decisión,
Me gusta dar opciones...
Aceptó la oferta.
Anselmo lo llevó a lo de Cloe, para que le emparchara un poco, lo llenó de calmantes y llamó una ambulancia para que lo esperara en la terminal de la ciudad, en el pueblo no tenemos nada para traslados largos, luego lo subió al ómnibus, y lo despidió. Nunca supimos más de él
Se levantó y se acercó a la barra, mientras yo me ponía un poco de hielo en una mano.
Me preguntó qué me debía por el favor, nada, dije yo
Me ofreció pagármelo, de alguna manera..., cualquier manera..., no hace falta le dije.
Me agarró las manos y me dijo que así no iba a poder cocinar, y se ofreció.
A mis amigos les cocino yo, contesté
Yo no quiero ser tu amiga, me dijo, dió la vuelta y se metió en mi cocina.
Así conocí a Lola.

miércoles, septiembre 06, 2006

El padre Jorge

Un par de miércoles atras los vi a Suit y Paco charlando largo rato, tomando medidas afuera y mirando desde las rocas hacia la terraza (deck les dicen ahora). Finalmente, Suit, que me conto que es ingeniero, me explicó que debería reforzar el maderamen del lugar, sobre todo por los chicos de la guardería, que cuando vienen, almuerzan ahí, es lo que importa a Paco. Y además, de noche los adultos piden sentarse afuera...
Hablamos del como-cuando-cuanto, y llegamos a un razonable acuerdo, yo pongo los materiales, ellos lo hacen (soy un explotador!).
El miércoles, quedamos. Un día, nada más. Cerramos hasta el ocaso.
Aprovecho y me voy a ver al viejo Nigel, el que cuida el faro.
En el camino me encontré con el padre Jorge.
Recuerdo que apenas llegó al pueblo, recién designado, se paseó por cuanto lugar abierto encontró, saludando y sobre todo, dogmatizando. Cuando nos visitó le dije: padre, con calma, no todos tienen humor. Asintió, y no me hizo caso. Cuando ya lo estaban por echar entre cuatro, opte por invitarle a almorzar. No se negó.
Me pregunté si escondería la comida bajo la sotana... que barbaro!, me recordaba al hermano Alfredo, de mi juventud, que enorme barriga!, parecía que le saltarían los botones de la sotana en cualquier momento.
Las cosas ya se habían calmado, cuando me dijo algo sobre mi guiso..., luego sobre el pan que hace Paco..., después levanto el dedo para hablar del vino..., fue ahi cuando le comenté que el sabor de sus ostias dejaban mucho que desear y que su vino tenía sabor a poco, me dijo sacrilego y yo malagradecido, que yo era un pecador y que en mi taberna... felizmente Paco me lo sacó de las manos. Él sabe que los uniformes me caen gordos.
A los pocos días lo cruce y me habló de las putas del pueblo, le dije que alguna gente me honraba con su amistad y esto me enorgullecía, círculo en el que el no estaba incluído...
Pero sin embargo nos respetamos, el da consuelo y consejo donde otros prefieren lavarse las manos. Y yo le convido una grapa italiana, si no se mete conmigo.
Pues bien, el hecho es que me lo encuentro camino al faro, y me dice: veo que lleva Ud. una botella, va a visitar al viejo Nigel?, pues si, le contesto, bien bien, entonces le acompaño, está muy enfermo y no tiene quién le cocine...
Cuando llegamos, Tina, una de "las chicas", le alcanzaba un plato de minestron...
El cura la miró, me miró,abrió la boca...lo miré, carraspeo y dijo: eh!, traje cartas, jugamos una partidita?...

martes, septiembre 05, 2006

cada tanto

hay dias en que uno mira por la ventana y algo falta... o sobra, no sé, pero es como si el cielo tuviera bruma, o la piel está como... medio pringada, wherever.
se está incomodo con uno mismo.
es hora de limpiar, sacar el polvo, y aflojar mochilas
tiremos todo eso que nos pesa del pasado, si si, a la mierda con esa gente..., y con aquellos parientes tambien.
saquemos las putas telarañas que solo sirven para enmohecer nuestro espíritu.
matemos las cucarachas que se nos acercan para hablarnos "por nuestro bien".
que si nos sobran unos kilos, que si el peinado te hacen más vieja, que por que no hacemos algo para que en el trabajo..., que si los chicos..., que si tu madre...,
si, cada tanto hace falta limpiar la bohardilla,
como un service.
parar a un par o dos de esos guachos que se han acostumbrado a rozarnos a la pasada, pero pararlos de una puñetera vez.
es necesario.
para poder pararnos derechos otra vez, hacer crujir la columna, levantar la frente y respirar.
el test del espejo tiene que darnos una mejor puntuación.
la última no fue buena...
ah si, es muy necesario, y hace bien...